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En esta edición renovada se ha renunciado a la presentación estrictamente cronológica de los acontecimientos (la que fue muy criticada por los biblistas y es prácticamente imposible), y se ha dividido el material evangélico en "períodos" que a veces son tan solo "aspectos" del ministerio de Jesús (como por ejemplo la predicación en Jerusalén según el Evangelio de Juan). En realidad estos períodos, no estrictamente cronológicos, repiten el esquema de cada uno de los evangelistas, facilitando de este modo mantener los episodios en el contexto escogido por el mismo escritor sagrado.

Además, en esta edición renovada, las notas son más numerosas y teológicas, no solo históricas. La copiosa ilustración, en gran parte renovada, no sirve sólo para que el lector tome conciencia, en continua renovación, de encontrarse delante de unas realidades concretas, radicadas en la historia y perfectamente localizadas. La obra de nuestra salvación no es sólo una doctrina, sino una realidad histórica.

U14209

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El motivo de la publicación de la presente obra. El comentario de Luis Bonnet, pastor en Lausana (Suiza), escrito en lengua francesa, y cuya versión al castellano ofrecemos al público evangélico, es una de las mejores obras de su género publicadas en Europa, por la excelencia de sus instrucciones, la claridad y precisión de sus análisis, el valor científico de sus notas críticas y exegéticas y el espíritu de fidelidad y devoción que lo anima.

U14207

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Este libro se basa en los últimos hallazgos históricos, así como en diversas interpretaciones coincidentes acerca de la auténtica naturaleza histórica de Jesús: su origen judío, su prédica basada en la religión de sus antepasados, sus vínculos con la secta de los esenios, su decidido enfrentamiento con el imperio romano.

Durante dos milenios la figura de Jesús fue cambiando según el estado de las creencias religiosas de cada época. Recién en el siglo XX, con el hallazgo de los manuscritos de Nag Hammadi y de los rollos del Mar Muerto, se ha podido contar con nuevos elementos para echar luz sobre su vida y su entorno histórico. Esos testimonios permiten asegurar que el juicio, la sentencia y la ejecución de Jesús fueron responsabilidad del imperio romano y no, como se ha creído erróneamente, del pueblo judío. El Vaticano ha llegado a las mismas conclusiones.

La acusación de deicidio que los judíos han debido soportar es un equívoco histórico que debe ser corregido. El reconocimiento de la judeidad de Jesús permitiría un acercamiento entre judíos y cristianos que posibilitará a los primeros aceptarlo como un profeta de su grey; un profeta que, para los cristianos, es Dios.

U14206

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