La eucaristía: sacramento de la Iglesia indivisa es un enfoque distinto del tema de la Santa Cena, por lo menos para el público protestante evangélico de América Latina. Ubicándose en la posición más tradicional de la teología cristiana, que se alimenta en las fuentes de la patrística y en el testimonio bíblico, Juan Antonio Selle desarrolla una concepción católica del sacramento, tal como puede aceptarla un protestante. A partir de este programa pasa, a continuación, a examinar la doctrina y la práctica de la Eucaristía en las Iglesias evangélicas de América Latina, ofreciendo sugerencias prácticas en cuanto al orden y proporción de las partes en el culto, el rol del ministro ordenado, y la participación de los fieles.
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A partir de una paciente y laboriosa exégesis de los llamados evangelios gnósticos, escritos hace más de 2.000 años y descubiertos recientemente, la profesora Pagels revela aquí las numerosas discrepancias que separaban a los primitivos cristianos en torno a los hechos mismos de la vida de Cristo, al sentido de sus enseñanzas o a la forma que debía adoptar si iglesia, describe las doctrinas gnósticas que niegan la resurrección de Cristo y rechazan la autoridad sacerdotal y explica por qué y cómo la ortodoxia que finalmente se impuso declaro herético a los gnósticos y trató de eliminar todos los textos que contenían sus doctrinas. Los evangelios gnósticos, sorprendentes y reveladores, nos obligan a reconsiderar profundamente la imagen establecida de los orígenes y el significado del cristianismo.
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El presente catecismo fue redactado por Juan Calvino, en francés, hacia fines del año 1541 o principios del 1542. La obra fue hecha con cierta premura y llevada en seguida a la imprenta, para que sirviera de base a la enseñanza en la iglesia de Ginebra. El manuscrito original no se ha conservado, y el ejemplar más antiguo que se conoce es el de la Biblioteca Ducal de Gotha, impreso en 1545.
El catecismo era comentado en las reuniones de los niños de diez a quince años de edad, que se realizaban en la iglesia todos los domingos a las doce; y luego, cuatro veces al años, en los domingos que precedías a la celebración de la Santa Cena, los niños repetían los conceptos principales del catecismo. Desde el año 1553 las preguntas y respuestas se ajustaban a una fórmula más precisa: "La forma que se tiene de preguntar y examinar a los pequeños antes de ser admitidos a recibir la Cena de nuestro Señor Jesucristo".
Desde el año 1561 el catecismo cobró mayor importancia aún, pues todo ministro de la iglesia debía hacer juramente de aprobar y enseñar la doctrina expuesta en el mismo; de modo que el catecismo llegó a ser una especia de confesión de fe.
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