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¿Sabe escribir un informe, una carta, el acta de una reunión o un proyecto? ¿Sabe cómo tomar apuntes, contestar una pregunta de examen o preparar su currículum? ¿Sabe redactar una carta de reclamo, presentar una solicitud, dirigirse a la administración o componer una invitación?
Saber escribir no es un manual de estilo o de corrección gramatical ni un diccionario de dudas; tampoco es un manual de creación literaria. Es todo lo anterior, y más. Es otro concepto de manual. Es un instrumento imprescindible para los que dudan, para los que tienen pánico a la página o a la pantalla en blanco, para los que tienen necesidad de escribir, en definitiva.
Saber escribir nace con la intención de ayudar a redactar; de ampliar los procedimientos de generación y precisión de ideas; de seleccionar el contenido del tema con la expresión, el registro y el estilo elegidos, y de aprender a aplicar las técnicas de revisión y corrección en cualquier contexto.

U15580

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Esta historia de la ética se propone estudiar a los filósofos desde la perspectiva de su obra ética y política. Subraya el interés de la llamada filosofía práctica dentro de la propia tradición filosófica y en la especial lectura que de la tradición esta haciendo nuestra cultura. La obra constará de tres volúmenes que abarcaran todo el pensamiento ético, desde los griegos hasta las corrientes más representativas del siglo XX. Está repartida en capítulos monográficos, por lo general dedicados a un solo filósofo o, en algunos caos a una teoría ética. El último volumen incluirá asimismo unos capítulos destinados a la relación de la ética con otras ciencias sociales inevitablemente conectadas con la filosofía moral, como son la sociología, el derecho, la psicología o el psicoanálisis.
No se trata de una obra puramente informativa, sino de un ensayo de releer a los filósofos y volver a pensar lo que dijeron en materia de moral y de política. En ella colabora un crecido número de estudiosos y especialistas españoles, buenos conocedores de la materia y habituadas a explicarla en nuestra Universidad o Institutos de enseñanza media. Por ello, además de ofrecer un buen material para la investigación y la enseñanza de la ética, esta Historia quiere dar un cierto testimonio del presente filosófico español, en el cual ocupan un lugar notable los pensadores dedicados a la filosofía moral y política.

U15636

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Como otras obras de Alberdi, ésta es primera, quizá única en su especie, en la literatura americana. única: por la total "competencia", como entonces se decía, que trasunta; por el rigor monográfico; por la intención "científica" que incorpora a la doctrina política.
Esta obra, advirtámoslo, no agota la teoría económica alberdiana; en todo caso, hay en esta teoría un aspecto fundamental que la obra deja en plano bastante implícito, y cuya debida aclaración deberá pedirse a otras. Bajo el nombre de Sistema económico de la Constitución, se ensaya allí un análisis sistemático de los dogmas constitucionales, a la luz de principios de "la ciencia" económica; pero al mismo tiempo se deja cifrada la postulación de un "sistema" -palabra que en la terminología alberdiana envuelve las de la filosofía y de método positivo o "medio de ver convertido en hechos o principios"- un sistema cuya conceptualizaciones finales se hallan en otras obras. Aún cuando él habla de principios, en plural, un principio absoluto domina la concepción: el de la instancia constitucional (pro-constitucional, constituyente) de la doctrina política. Así, el "sistema" económico elegido, se regla al sistema general; es el sistema para el sistema. De nuevo; el medio de convertir en hecho la teoría. Repárese: el sistema, el medio. No uno entre otros; el sistema, el medio por excelencia. La elección económica entra -con número 1- en la concepción de la técnica política, que mezcla platonismo y albañilería, como lo sugiere la constante reviniencia de las palabras arquitectura, ingeniería, edificio, andamio, etcétera, en su teorización de la forma constitucional.

U16170

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Siendo nuestra intención tratar aquí las cosas pertenecientes a la moral, lo primero que tenemos que hacer es averiguar exactamente de qué ciencia forma parte. La moral, a mi juicio, sólo puede formar parte de la política. En política no es posible practicar cosa alguna sin estar dotado de ciertas cualidades; quiero decir sin ser hombre de bien. Pero ser hombre de bien equivale a tener virtudes; y por tanto, si en política se quiere hacer algo, es preciso ser moralmente virtuosos. Esto hace que parezca el estudio de la moral como una parte y aun como un principio de la política, y por consiguiente sostengo que al conjunto de este estudio debe dársele el nombre de política mas bien que el de moral. Creo, por lo tanto, que debe tratarse en primer termino, de la virtud, y hacer ver cómo tratarse, en primer término, de la virtud, y hacer ver cómo es y como se forma, porque ningún provecho se sacará de saber lo que es la virtud si no se sabe también cómo nace y porqué medios se adquiere., puesto que en el presente caso queremos, a la vez, saber la cosa y conformarnos nosotros mismos a ella; y es claro que seremos incapaces de conseguirlo si ignoramos el origen de donde procede y cómo puede producirse.

U15597 

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