Aunque este libro contiene trabajos de los años 1961-61 a 1967, no tiene carácter, propiamente, de una simple compilación de artículos. Sino que su enfoque es rigurosamente temático. Teniendo en cuenta esta unidad temática, se han seleccionado únicamente los estudios que se relacionen expresamente con la "teología del mundo", a fin de presentarlos aquí de manera armónica.
Ahora bien, estas reflexiones acerca de la "teología del mundo" no se proponen ofrecer un tratado teológico uniforme acerca del "mundo". Sino que estudian la cuestión - una cuestión que se está planteando sin cesar y que hoy resulta insoslayable - acerca del punto de partida y de la orientación de la respuesta teológica de la fe: el punto "secular", el mundo como partida y meta de esa respuesta. Y, así, la dilucidación del tema "mundo" se estuvo convirtiendo sin cesar, para mí, en la cuestión acerca del principio de donde parte la respuesta teológica de la fe. Por tanto, la secuencia de los diversos estudios acerca del problema "mundo" o "Iglesia y mundo" (en la sucesión del I al III) testimonian, al mismo tiempo, el camino y el caminar que se ha seguido en el intento por definir hoy el comienzo de esta respuesta teológica de la fe.
U14436
Huizinga se resistió a creer en esta guerra como un posible otoño de nuestra edad contemporánea. El gran filósofo de la historia terminó este libro lleno de esperanza meses antes de su muerte, cuando se asomaba a estos albores de la paz preguntándose sobre las posibilidades de restablecimiento de nuestra civilización. En el fondo, se niega a creer en Spengler; para el filósofo holandés no es posible la decadencia de occidente. No obstante, se plantea esta desoladora pregunta y, casi desesperadamente, intenta asirse al gigantesco fondo de la cultura europea. Las sombras del mañana se despejarán ahora, en estos albores de la paz precisamente. Este libro, en realidad, es una llamada desesperada a la cultura, más que a la civilización; un llamamiento insistente del espíritu del hombre y a la cultura que le han dado los siglos. Sólo de esta cultura, única herencia viva de la humanidad, puede surgir el remedio de tantos males y sufrimientos del hombre. Huizinga se plantea todas las posibilidades que en los actuales momentos puede imponerse la cultura, incluso al hombre mismo, única y exclusivamente para defender lo que subsiste de esta humanidad doliente y desesperada. El alba no ha iluminado aún las sombras; de la luz próxima depende de que el otoño posible se convierta en un nuevo hojecer del espíritu humano. "Pérdidas de cultura", "ganancias de cultura", he aquí los límites entre los que el hombre se debate en los actuales momentos y de dónde debe o no surgir el alba próxima.
U14434
¿Existe un "mal argentino", una suerte de pecado original que justifique la obsesión analítica de tantos enjuiciadores de su propio país? La pregunta inicia las páginas de este ensayo de Víctor Massuh que, si a algo obedecen, es al a esperanza y al anhelo de seguir construyendo.
Víctor Massuh pasa revista a las muchas y contradictorias definiciones con que se pretende definir el supuesto "mal argentino": desierto versus población; catolicismo versos laicismo; Fuerzas Armadas versus partidos políticos; oligarquía versus inmigración... Dicotomías tajantes, diagnósticos globales que se entretrochan, se vuelven confusos, revelan que el "mal argentino" "no es un hecho histórico sino un estado de alma: es la falta de fe, el vacío del descreimiento".
Massuh parte en busca de un "modelo" argentino que sin diluirse en abstracciones mantenga saludable coherencia con la realidad y supere esas dicotomías tenaces: lo vernáculo opuesto a lo europeo, el caudillismo enfrentado al intelectualismo, las mayorías reñidas en las minorías. Tarea urgente: alcanzar la legitimidad que surge al "subordinar la voluntad a una norma ética, jurídica, constitucional". "Cuando un ser humano - concluye Víctor Massuh - descubre que su contradictor es una prolongación de sí mismo, que el único caudillaje auténtico es el que se ejerce sobre la propia voluntad y no sobre los otros, cuando además comprende que la libertad es conquista de sus manos y no una dádiva de los otros en ese preciso instante la democracia levanta su reino".
U14433