En 1983 se conmemoraron los 500 años del nacimiento de Martín Lutero. El acontecimiento generó múltiples y, muchas veces objetables celebraciones alrededor del mundo. El autor de este libro se aparta de las referencias confesionalizantes a las que están tentadas la Iglesias Luteranas, en las que frecuentemente lo que en Lutero fuera movimiento, vida y renovación, apatía y vanagloria. Se aparta también de aquel tipo de análisis que hace de Lutero un héroe. Lutero estuvo lejos de serlo, aunque también es cierto que en momentos cruciales de su vida ostentó coraje y que desempeñó en la historia un papel relevante. Consciente de que la crítica de Lutero tiene su legítimo lugar y que se constituye en una tarea indispensable, esta lectura de Lutero indaga más bien en sus percepciones, visiones y posturas liberadoras. Salvando siempre la distancia histórica y sin pretender imponer violencia alguna, procura rescatar sus potenciales significados revolucionarios, asumiendo como método, a despecho de la sinuosidad de las interpretaciones, el de darle la palabra al propio Lutero.
U13233
La Argentina moderna tiene 100 años, un siglo que se ha dividido por igual en la historia de su crecimiento y en la de su decadencia. En 1880 pocos hubiesen podido adivinar que medio siglo más tarde, aquel país deshabitado, remoto y pobre, se convertiría en la primera Nación de América Latina, iluminaría al continente con su cultura, encontraría su estabilidad democrática y se ubicaría entre las primeras naciones del mundo por su ingreso por habitante.
"En cambio, en 1930, cincuenta años más tarde, muy pocos hubiesen podido imaginar que en 1980 Argentina llegaría a ser una Nación de segundo orden en Latinoamérica , que varias decenas de países la precederían en el mundo, y que de aquel país rico y democrático, quedaría una sociedad arrasada por la intolerancia, la violencia y la decadencia económica." Hoy, a medio siglo del 6 de septiembre de 1930, una fecha que marcó el punto de inflexión de nuestra historia, intentaremos exponer las razones que hicieron posible ese proceso hacia el subdesarrollo, la violencia y el autoritarismo. Lo haremos para que se comprenda lo que pasó, pero también y sobre todo, con el fin de proponer un método para su superación.
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El escenario de la Encíclica "Rerum Novarum" abre la discusión sobre la vigencia de la Doctrina Social de la Iglesia. Sobre todo porque la posición de la crítica sistemática al liberalismo económico, que el magisterio ha mantenido por cien años consecutivos, coincide con un auge que están recobrando a nivel internacional las llamadas "posiciones neoliberales". En particular, América Latina ha visto desarrollarse en las últimas dos décadas una estrategia que incluye el desmantenamiento del aparato estatal, la privatización de numerosas empresas nacionales, la liberalización de precios y de comercio exterior y, en definitiva, los esfuerzos para que el mercado recobre su carácter de principio rector de toda la economía. Esta estrategia, por lo demás, conlleva sus costos: quiebra de pequeñas y medianas empresas, aumento de desempleo, congelamiento de salarios, concentración del ingreso y deterioro de condiciones de vida de mayorías populares -en educación y salud, especialmente.
Enfrentados a esta situación, algunos consideran que la Doctrina Social de la Iglesia -en su centenario ataque al liberalismo- va en sentido inverso de la historia económica contemporánea. Para otros, por el contrario, las enseñanzas de la Iglesia constituyen una seria advertencia contra una economía que no funciona en servicio del hombre, de todos los hombres y que puede conducir, más bien, a una lucha social polarizada.
La Cátedra "Victor Sanabria", de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, en la Universidad Nacional, ha considerado importante dedicar su espacio de debate, en 1991, a la discusión sobre la actualidad de la Doctrina Social de la Iglesia frente al marco de convivencia definido por la estrategia económica neoliberal. Hemos decidido, entonces, publicar los resultados de estos debates como una contribución "para el debate" Nacional.
U13231
La expansión espontánea de la Iglesia puede parecer un libro viejo. Esta, su primera traducción castellana ve la luz cuarenta y tres años después de su aparición en inglés; pero el material que contiene la obra pertenece a principios de siglo y aún a fines del anterior, por lo que hace a la experiencia personal del autor como misionero en el Oriente, y en cuanto a las citas de libros y artículos con que corrobora su posición, ninguna es posterior a los primeros años de la década del 1920.
Sin embargo, en realidad podría decirse que fue un libro prematuro. Podría haber sido escrito en 1970, cuando hay señales de una madurez de la conciencia cristiana en cuanto al asunto que preocupa el autor, que no existía cuando se dedicó a escribir.
Lo más extraño es que habiendo sido Roland Allen un misionero de la Iglesia Anglicana, y escribiendo desde el punto de vista de una iglesia pronunciadamente episcopal en su eclesiología, y desde la posición de un país colonialista en pleno auge de su dominio extranjero, que se reflejaba aun en la organización de sus misiones, sus conceptos sean aplicables a la situación actual de la iglesia, independientemente del contexto político, social o económico en que se encuentren insertas, así como de su propia organización eclesiástica.
U13230