El tema de los ricos y los pobres en la predicación de los Santos Padres, tiene su raíz en la Sagrada Escritura, especialmente en el mensaje evangélico del Señor hacia los pobres. Primero, Cristo nació, vivió y murió pobre; segundo, el Señor demostró una especial predilección por los pobres; y tercero, Él tuvo gran misericordia hacia los pobres y enfermos (Mt 25, 3-46), y fuertes palabras contra los ricos de corazón duro que no se convertían.
Jesucristo dejó una hermosa enseñanza sobre el verdadero significado de la pobreza y de la riqueza que, posteriormente, los Padres han aplicado, con sus doctrinas, a las necesidades del momento. La solidaridad, el compartir bienes con los que no tenían, fue una característica de los que pertenecían a la comunidad de cristianos. La caridad social consistía en el cuidado de los "hermanos" que sufrían, de los enfermos, necesitados, viudas, niños huérfanos. Era una nueva relación humana, desconocida en el mundo pagano y hebreo: "el amor fraterno", mediante las obras. Las comunidades evangélicas organizaban fondos comunes (Hch 3, 44-45; 4, 34-35), para socorrer a las iglesias pobres. Los fieles voluntariamente aportaban sustento para los pobres, ancianos, viudas; y para este servicio había hombres y mujeres (diáconos y diaconisas).
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