En los países de habla hispana es aún más necesaria que en aquellos a los que fuera dedicado originalmente el COMENTARIO BÍBLICO DE ABINGDON, la posesión de una obra de esta naturaleza por parte de los elementos evangélicos. Cien años han transcurrido desde que se iniciara la obra evangélica en el Río de la Plata: cien años durante los cuales la corriente del pensamiento protestante no ha cesado de aumentar su caudal con el aporte de los importantes estudios de hombres eruditos que han consagrado sus vidas a profundizar y completar el conocimiento del Libro en el cual tenemos las bases históricas de nuestra fe. Y, sin embargo, hemos permanecido aislados, casi por completo, de esa corriente, e ignorantes de cuestiones que en el ambiente protestante mundial son ya del dominio público. A crear esta situación han contribuido la distancia a que nos hayamos de los centros mundiales donde mayor atención se presta a estos estudios. la diversidad de idiomas, y la interdicción -tácita o declarada- que en nuestro ambiente a pasado sobre el estudio científico a la Biblia, como resultado de esa corriente que en el campo protestante ha impedido alcanzar todas las lógicas conclusiones del principio del libre examen.
Nuestro propósito, sin embargo, al presentar esta obra al público de habla castellana, va más allá de lo que podría suponerse después de leer los párrafos que anteceden. En efecto, aspiramos a que sirva como instrumento para promover interés por el estudio de la biblia también en aquellas personas que abrigan hacia ella algunos difundidos prejuicios: para ellas, si sinceramente se deciden a estudiar esa maravilla de los siglos que es la Biblia, esta obra será un guía que los introducirá en un mundo desconocido e insospechado.

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