"No es nada natural para el cristiano poder vivir entre cristianos..." Por lo tanto, la vida en comunidad debe constituirse en objeto de un trabajo de aprendizaje. El primer paso es reconocer que Jesucristo es el principio, medio y fin de toda comunión auténtica con los demás. El segundo desarrollar esa disciplina espiritual "arcana" que nos permitirá ser activamente fieles a nuestra vocación en un mundo crecientemente secularizado. La meta, cuando reunidos con el Señor en un cuerpo y una sangre, cumplamos un gozo, perfeccionando las posibilidades del amor.
U13474