Aquí, se trata todo de algunas normas y sugerencias de orden práctico que me parecen, todavía hoy, esenciales y dignas de ser meditadas, o, al menos, de ser leídas con alguna atención y de ser discutidas. A nadie le rehúso el derecho a criticarlas.
Podría ser interesante para un joven teólogo despierto comparar algunas de mis predicaciones - por ejemplo las de la serie "A los cautivos la libertad" o simplemente los tres esquemas que doy en este volumen- con los principios aquí desarrollados, y ver en qué medida permanezco fiel a mí mismo.
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