En 1983 se conmemoraron los 500 años del nacimiento de Martín Lutero. El acontecimiento generó múltiples y, muchas veces objetables celebraciones alrededor del mundo. El autor de este libro se aparta de las referencias confesionalizantes a las que están tentadas la Iglesias Luteranas, en las que frecuentemente lo que en Lutero fuera movimiento, vida y renovación, apatía y vanagloria. Se aparta también de aquel tipo de análisis que hace de Lutero un héroe. Lutero estuvo lejos de serlo, aunque también es cierto que en momentos cruciales de su vida ostentó coraje y que desempeñó en la historia un papel relevante. Consciente de que la crítica de Lutero tiene su legítimo lugar y que se constituye en una tarea indispensable, esta lectura de Lutero indaga más bien en sus percepciones, visiones y posturas liberadoras. Salvando siempre la distancia histórica y sin pretender imponer violencia alguna, procura rescatar sus potenciales significados revolucionarios, asumiendo como método, a despecho de la sinuosidad de las interpretaciones, el de darle la palabra al propio Lutero.
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