La figura histórica de Francisco Ramos Mexía (1773-1828) cumplió puntualmente con el borgeano "destino sudamericano": fue atravesada por la incomprensión, la tragedia y el olvido. Teólogo disidente, fundador de una comunidad utópica en plano territorio indígena, pacifista, escritor. Sin pertenecer a ningún bando reconocible, fue obviado como pensador y filántropo, más allá de un par de investigaciones serias. He vivido en los alrededores de donde aconteció su drama; he leído sus textos y aspirado sus paisajes. En esta nouvelle, he intentado apropiarme de su humanidad solitaria, de su posible angustia, de su visible fracaso. Fruto de una convalecencia del cuerpos y del espíritu, hoy puedo releerla con saudade. Siento la grandeza del personajes y el quasi naufragio del texto. No obtuve carnaduras, sólo seres etéreos e intemporales poco creíbles. Pero es, para mí, un bello fracaso.
U16290