La historia judía empezó hace aproximadamente 4.000 años, con el patriarca Abraham, su hijo Isaac y su nieto Jacob. Documentos descubiertos en Mesopotamia, que se remontan a la primera mitad del segundo milenio AEC, corroboran aspectos de su estilo de vida nómade, que se describen en el libro del Génesis. La Biblia relata cómo Abraham fue llamado para ser el fundador de un nuevo pueblo en una nueva tierra y el portador de una nueva creencia en Un Dios. Cuando el hambre azotó la Tierra, Jacob, sus doce hijos y sus familias se establecieron en Goshen, al este del delta del Nilo en Egipto. Posteriormente sus descendientes fueron sometidos a la esclavitud y obligados a realizar trabajos forzados.