En el estudio de la religiosidad popular no se puede fijar con exactitud el grado adhesión espontánea o de constreñimiento social, ni medir con precisión el peso de la costumbre y el de la actitud deliberada. Si es posible analizar los actos externos, considerar los signos, estudiar las prácticas reveladoras de creencias y sentimientos.
Oronzo Giordano, buen conocedor de la intrahistoria de la religiosidad medieval, ha llevado a cabo una investigación descriptiva, un registro de hechos, un inventario de testimonios sobre prácticas religiosas populares a lo largo del primer milenio cristiano. Ha ordenado los materiales históricos y los ha expuesto como en un pequeño museo de sólo tres salas. El lector las recorre morosamente, con total entrega. En la primera contempla las ceremonias del paganismo, junto a las de la liturgia cristiana; en la segunda las supersticiones antiguas que compiten, a veces victoriosamente, con la religión nueva; en la tercera, subdividida en dos secciones, muestra en una diversos aspectos de la concepción medieval del amor, desde la concupiscentia carnis hasta el matrimonio, desde el erotismo y la magia hasta las prácticas anticonceptivas y el aborto; la otra está reservada a las relaciones entre Iglesia y pueblo.
Con apoyo documental constante, el autor nos presenta cuadros llenos de vida: devociones y magia, brujas y tempestarios, culto a los árboles y a las fuentes, terror ante fenómenos naturales, desenfreno de las fiestas paganas... La Iglesia combate todas estas prácticas supersticiosas, pero no logra desarraigarlas: pueden convertirse los individuos; la sociedad sigue, en el fondo, aferrada a sus creencias seculares.
U16291