El martirio de los cristianos, iniciado con la Pasión del Señor, es revivido en la actualidad por la lectura de las Actas sobre la forma en que muchos de ellos prefirieron derramar su sangre antes que ser esclavos de ídolos.
Hay también otros documentos con una imagen fiel de la lucha de la Iglesia, en los primeros siglos del cristianismo, manifestando la importancia que se daba a la vivencia de la fe en todos los actos cotidianos y sencillos de la vida.
Los mártires encontraban fortalezas en la intimidad con Dios y en la unidad de la comunidad, que en muchas ocasiones animaba a los "elegidos del Señor" para ser testigos del evangelio.
En los primeros siglos de vida de la Iglesia, los cristianos no creían en la fuerza del poder sino que lo vencían dejándose matar por él.
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