Gracias a la obra fecunda de Cipriano -dice Humberto Moricca en su Storia della Letteratura- la Iglesia Africana sale de la penumbra del segundo siglo, en la que estaba condenada a permanecer por la escasez e insuficiencia de documentos, a la plena luz de la historia.
Obra de gigante ha sido la de este Santo Padre; tanto más si se consideran las circunstancias especiales de su conversión y de su trabajo episcopal, pues San Cipriano, al sufrir el martirio en el 258, durante la persecución de Valeriano, no llegaba a contar ni siquiera quince años de su vida cristiana.
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