La obra Quod unus sit Christus, se cree que fue escrita entre 434 y 437, va dirigida contra las herejías cristológicas de Teodoro de Mopsuestía y Nestorio, que sostenían que en Cristo había no sólo dos naturalezas, sino dos personas distintas: la divina y la humana.
Como consecuencia, en Él no había una verdadera unión hipostática, sino sólo una unidad moral entre el Verbo y el hombre.
Escrita en forma de diálogo, esta obra del gran Padre alejandrino puede considerarse dividida en tres puntos: la maternidad divina, el problema de las dos naturalezas en Cristo y, finalmente, la interpretación de algunos pasajes bíblicos para comprender cómo el Verbo de Dios, aún permaneciendo impasible, haya sufrido por nosotros lo que es propio de la carne. En cuanto a la maternidad divina de María, Cirilo apela a la doctrina tradicional, según la cual María es "Theotokos" (Madre de Dios) y no sólo "Kristotokos" (Madre de Cristo) o "Anthropotokos" (Madre del hombre), como pretendían los nestorianos. Respecto al problema de las dos naturalezas, la resolución definitiva se dio e el Concilio de Calcedonia (451): "Cristo Señor, Hijo único en dos naturalezas, sin cambio, sin división, sin separación; la diferencia de naturalezas en ningún modo queda suprimida por la unión, sino que quedan a salvo las propiedades de cada una de las naturalezas y constituyen en un sólo sujeto y en una sola persona."
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