San Jerónimo es, entre los Padres de la Iglesia, tal vez la figura más interesante y dinámica. En este comentario nos ofrece un sustancioso ensayo de su extraordinario genio. Por desgracia, el comentario es incompleto: pero, a pesar de todo, tal y como está, conserva su unidad; es casi un compendio de doctrina, extraída de las Escrituras.
Suscita interés el hecho de que San Jerónimo se detiene preferentemente en los pasajes más escabrosos del Evangelio de San Marcos.
Impresiona, sobre todo, la audacia de las imágenes y la originalidad penetración en el sentido espiritual de las Sagradas Escrituras. Incluso excavando en cada una de las palabras, logra encontrar una riqueza insospechada. Hasta tal punto que interrumpe algunos de sus razonamientos para prevenir eventuales objeciones, diciendo: "¿Creéis que forzamos el significado de las Escrituras? Quien se atiene a las palabras, sigue la letra que mata. Nosotros no negamos todo eso, pero preferimos el significado espiritual. Esto es, yo no quiero entender nada de los que comprendo que se sin Cristo, el Espíritu Santo y el Padre: si no comprendo en la Trinidad que me salva, no podrá serme gato nada de lo que he comprendido."
De ahí, de esa sabiduría brota toda la luz de este comentario, enormemente preciosos y moderno, con intuiciones excepcionales.
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