Tras la historia del Puente Milvio, Constantino quedó como dueño único de la mitad occidental del Imperio Romano. Pronto el cristianismo habría de convertirse en la religión oficial del Imperio. Cesaba para lo cristianos el temor que inspiraban las grandes persecuciones. Pero nuevos peligros ya estaban apareciendo en el horizonte. ¿Sabría la iglesia enfrentarse a ellos con la mismas gallardía de sus mártires? He aquí la historia extraordinaria de los gigantes de la fe que supieron erigirse frente al peligro y rescatar el cristianismo de las garras del error.
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