La obra del Renacimiento podría citarse en dos procesos fundamentales: recuperación del hombre y recuperación de la naturaleza. La primera sustrajo al ser humano al cúmulo de autoridades que él mismo se había dado. la segunda convirtió al mundo físico en objeto de estudio y de manipulación, despojándose del señorío despótico que hasta entonces había ejercido.
Paradójicamente los renacentistas de primera hora se nutrieron de ideas no sólo religiosas, sino hermetistas: su ideal de hombre era el sabio iniciado en los misterios; sus métodos científicos, la magia, la alquimia y la cábala.
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