Un libro valiente de un ilustre historiador inglés que, con toda audacia, muestra el núcleo y la raíz de la actual guerra fría. Procura llamar la atención el aspecto ético de las relaciones humanas, que es precisamente el que no se tiene en cuenta en política internacional. Reconoce las debilidades occidentales que han permitido el surgimiento de la amenaza rusa necesita de una suprema necesidad para remediarlos. Advierte el acento de su conflicto sobre el problema del poderío bélico, dicho conflicto ha cambiado de naturaleza: ahora se trata de un conflicto de ideales. "Si nos sentimos resentidos por el fervor del comunismo, esto tal vez se debe, en parte, a que la nueva situación descubre que que no tenemos el mismo sentido de misión. Si carecemos de este fervor, el nuevo conflicto pondrá en evidencia que somos simples prisioneros de las circunstancias: defensores desesperados de un statu quo que se tambalea."
Pero el autor de esta obra no se limita a presentar el problema; da también la solución que consiste en la revaloración de los objetivos espirituales. "Cuando el mundo llega a situaciones límite, la doctrina del amor se convierte en la suprema medida de nuestra conducta."
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