Al tocar este punto tropezamos con un impedimento metodológico de no poca importancia y se plantea automáticamente el problema de cómo distinguir entre "iglesias" protestantes y "sectas" protestantes. Con respecto a esta distinción que puede o debe hacerse, hay un criterio defendido por no pocos, según el cual no puede hablarse de una verdadera diferencia, puesto que ella, si existiese, se limitaría a ser netamente histórica, sin afectar el núcleo mismo del problema. Ambos sectores, se dice, hállense en un principio en la misma situación. Ambos, objetivamente vistos en lo que se refiere a la cuestión religiosa, están separados de la única y verdadera Iglesia, que se basa en la institución divina, en la doctrina auténtica y una tradición milenaria. Por esto no tiene, en el fondo, ninguna importancia si uno de los grupos separados ha llegado a declararse "Iglesia", porque circunstancias exteriores favorables, apoyo estatal o propia consolidación interior, le han llevado a esa emancipación y a esa aparente altura; o si un grupo más reducido de esos separatistas, que no se fundan en la sucesión apostólica y prescinden de someterse al código de la gran Iglesia, se contentan con llamarse sectas cristianas, escribiendo abiertamente la palabra "secta" en su pendón.
U15105