Es cierto que "no es bueno que el hombre -o la mujer- esté solo". Sin embargo, la soledad forma parte de la experiencia de muchos hombres y mujeres en nuestra sociedad.
Esta manifiesta y muchas veces dolorosa contradicción entre la realidad y los objetivos que Dios se propuso para su mundo no es, sin embargo, un callejón sin salida. Queda, siempre al alcance de la mano de cualquier solitario o solitaria, el convertir su condición en una soledad creativa. ¿Qué es?, ¿cómo nos ayuda?, ¿cuál es el camino para encontrarla?, ¿qué beneficios nos confiere?, son los temas que desarrolla este libro, un verdadero mensaje de esperanza y gozo anticipado para quienes deben vivir sin la compañía de otros.
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