Buceando en las profundidades de nuestra historia, encontramos las razones de este fracaso. Todos coinciden en la persistencia de una política económica neo keynesiana bajo distintos signos políticos. Ellos una y mil veces implementar un Estado omnipotente, omnisciente, de quien todo depende, que sujete la vida de los habitantes a dañinas regulaciones y que haya otorgado poderes corporativos a grupos oligárquicos que succionan la renta creada por el esfuerzo y la iniciativa de trabajadores y emprendedores.
Hemos terminado instalando un Estado elefantiásico e ingobernable, que nadie se anima a desmontar, donde los políticos, en el gobierno y la oposición, se desempeñan sin exigencias morales. No todos son corruptos. Pero sucede que, aunque no todos lo sean descaradamente, siempre gozan de prebendas y favores que intentan aprovechar. En muchos casos, se amparan en un pernicioso espíritu de cuerpo donde parecen confabulados para preservar sus inmerecidos privilegios protegiéndose unos a otros.
Es imprescindible producir reformas estructurales del Estado, escolares, laborales, en el gasto público, en el régimen impositivo y recaudatorio y en el sistema jubilatorio; encuadrado todos esos cambios jurídicos en una profunda reforma monetaria que recree la fe y la confianza en una moneda con la que debamos hacer los intercambios para vivir dignamente.
U14945