Contrariamente a lo que su título parece sugerir, la Comisión sobre la Sociedad, el Desarrollo y la Paz es más bien un proceso y no una estructura burocrática. Es un proceso continuo por cuyo intermedio tanto las Iglesias protestante y ortodoxas, asociadas fraternalmente en el seno del Consejo Ecuménico de las Iglesias, como la Iglesia Católica Romana investigan juntas las posibilidades de fomentar la causa de la justicia social y la paz. Aunque su origen remonte a una época más lejana, su creación fue el resultado de las fuerzas históricas que se manifestaron en la Conferencia de Iglesia y Sociedad, celebrada en Ginebra en 1966, y en el Concilio Vaticano II, convocado en Roma entre 1963 y 1965. La Iglesia Católica Romana en Roma y el Consejo Ecuménico en Ginebra aceptaron sin reservas la dimensión horizontal del cristianismo. Lejos de poner en tela de juicio la importancia central de su dimensión vertical, es decir la relación del hombre con Dios, volvieron a sacar de la incertidumbre a la que se había condenado a veces la preocupación cristiana por la situación del mundo y de la sociedad humana.
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