Los avances tecnológicos han acompañado los procesos de exploración, perforación de pozos y extracción de petróleo y gas, lo que ha permitido aprovechar o recuperar con creciente eficiencia y en volúmenes cada vez mayores el recurso potencialmente disponible. Sin embargo, a pesar de este desarrollo tecnológico, sabemos que las reservas de gas y petróleo habrán de agotarse en algún momento, dada su naturaleza "no renovable", lo que obliga a considerar una integración progresiva de fuentes renovables en la matriz energética nacional, Este proceso requiere de políticas e inversiones sostenidas durante períodos prolongados, lo cual indica que la dependencia respecto de los hidrocarburos acompañará al país por algunas décadas más.
El diagnóstico de la situación actual merece una consideración atenta. Por un lado, se advierte un progresivo incremento de la demanda de energía que no logra satisfacerse con oferta interna. Al mismo tiempo, se evidencia un proceso de incorporación de energías renovables más lento del que sería deseable alcanzar en una análisis meramente teórico. Finalmente, se hace notar el declino progresivo, propio de la condición natural del agotamiento que padecen los yacimientos de petróleo y gas natural de nuestro país desde hace años. Estos, los de naturaleza convencional, no han sido reemplazados por por descubrimientos y desarrollo de nuevas reservas que superen la declinación. La consideración simultánea de estos elementos advierte sobre la urgencia de encontrar soluciones para el corto/mediano plazo que contribuyan al auto-abastecimiento y que permitan transitar - de modo sostenible - el camino hacia una matriz más equilibrada y menos dependiente de combustibles fósiles a largo plazo.
El descubrimiento y explotación de recursos hidrocarburíferos no convencionales SHALE Oil y SHALETIGHT gas ofrece una oportunidad inigualable para acompañar este proceso. En la Formación Vaca Muerta, Neuquén, la Argentina cuanta con uno de los recursos potencialmente recuperables de hidrocarburos SHALE más grandes del mundo. La explotación adecuada de este recurso no convencional - es decir, en forma eficiente, rentable y sustentable - podría contribuir fuertemente en orden al autoabastecimiento energético, con repercusiones positivas sobre el crecimiento económico y la balanza comercial. En el mundo, la explotación de reservorios no convencionales ha devenido en un nuevo paradigma energético con impactos micro y macroeconómicos de gran escala.
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