Ya era tiempo de que el esfuerzo inmenso de los movimientos por la defensa del ambiente y por la autogestión de las comunidades locales encontrara su punto de convergencia y su síntesis. Este es, precisamente, el aporte de Denis de Rougemont.
Muchos males persisten a lo largo del siglo XX: explosión demográfica, saqueo de los recursos naturales, polución de nuestro medio vital, centrales de plutonio construidas bajo la protección de la policía, carrera demencial de las armas atómicas. La tierra puede perecer a consecuencia de la absurda administración impuesta por estados soberanos, nacidos de la guerra y organizados con miras a la guerra, a partir de la época de Napoleón.
¿A dónde vamos? Denis de Rougemont valora los métodos de la futurología. No se trata de adivinar el porvenir, sino de hacerlo. En este libro encontraremos un plan para la supervivencia de Europa. Es preciso recrear un sentido de la comunidad, según el cual la persona sería libre porque es responsable. Ahora bien: solo puede existir responsabilidad real en comunidades lo bastante pequeñas para que la voz individual se oiga en ellas.
Una sociedad de regiones autoadministradas: tal es la imagen rectora que esta obra propone al mundo de hoy como única alternativa realista frente a la guerra atómica y definitiva. Al publicar este manifiesto la esperanza del siglo XX, el autor conserva su actitud de escritor comprometido. Y otorga a la comprensión de nuestro mundo un movimiento dramático: el mismo que "Amor y Occidente" había otorgado a la comprensión de las pasiones amorosas.
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