A partir de las luchas de liberación de los pobres y del diálogo con las ciencias de lo social, la teología de la liberación construyó un nuevo paradigma que hacía prever la centralidad de la cuestión económica en sus reflexiones. El desarrollo posterior, no obstante, mostró una casi total ausencia de los desafíos económicos en la reflexión de un grupo importante de teólogos de la liberación, revelando así la existencia de una "anomalía". La causa fundamental de esa anomalía es la no percepción de una característica clave de la modernidad burguesa: la promesa de la realización, vía el mercado sacralizado que exige sacrificios humanos, de todos los deseos, lo que es humanamente imposible. Esto hace del capitalismo una religión económica, sacrificial e idolátrica, y una sociedad secularizada. La comprensión de la sociedad burguesa en estos en estos términos, por su parte, es lo que ha llevado a un grupo minoritario a mantener la centralidad de la cuestión económica en sus reflexiones, y a asumir la crítica anti-idolátrica del sistema de mercado como una de las principales tareas de la teología de la liberación.
U14481