La ignorancia en materias religiosas es uno de los grandes males de que es víctima la sociedad contemporánea. Se estudian con fervor y entusiasmo las ciencias humanas, y se cree que ellas bastan para enriquecer cumplidamente el patrimonio intelectual. Las ciencias religiosas son consideradas el término secundario.
La falta de conocimientos sólidos y profundos, en lo que se refiere a estudios religiosos, produce, como necesaria consecuencia, el que se miren con desinterés e indiferencia los problemas del orden sobrenatural; nada es más cierto que si el entendimiento no conoce, la voluntad, a su vez, permanece inactiva.
Es, pues, un problema gravísimo el de la ignorancia religiosa; problema que, junto con dejar al espíritu humano ayuno de una ciencia tan elevada y tan hermosa, como es la ciencia revelada, lleva en sus entrañas consecuencias deplorables en sumo grado: el descuido práctico de la vida sobrenatural y el riesgo de perder el fin último para el cual fue criado el hombre.
De aquí que sea altamente plausible todo aquello que tienda a disminuir la ignorancia que con sobrada razón lamentamos y a esclarecer nuestra alma con luces que alumbran los misteriosos caminos de lo sobrenatural.
Por eso hemos de recibir con júbilo el trabajo que se impuesto el ilustrado y benemérito sacerdote don Nicolás Martín Negueruela al componer y publicar un texto, el cual puede ser considerado como uno de los mejores compendios de estudios religiosos que hayan salido a la luz en estos últimos tiempos.
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