En esta obra se presenta la reflexión elocuente de la primera hornada de intelectuales orgánicos que ha producido el movimiento indígena ecuatoriano: Julián Guamán.
En este oportuno y necesario apoyo, Julián aborda sin prejuicios ideológicos ni camisas de fuerzas teóricas un segmento particular del movimiento indígena que ha sido, quizás como ningún otro, objeto del maltrato de la sociología crítica de izquierda - que o bien lo desconoció por considerarlo un fenómeno de escasa significación, o bien lo interpretó desde esquemas ajenos a la dialéctica -. La mayoría de esos esfuerzos vieron en el mundo evangélico indígena el papel tradicional de la religión como "opio para el pueblo", y atribuyeron a los misioneros el triste papel de agentes en una gran conspiración política concebida, organizada y financiada por agencias imperialistas.
Esas lecturas esquemáticas de una realidad inédita, fueron incapaces de explicar el indudable protagonismo de los indígenas evangélicos en el levantamiento cívico-militar de enero del 2000 y en la contienda electoral del 2001. ¿Qué elementos de la fe cristiana, acrisolados en la cultura indígena, influenciaron y motivaron que los indígenas evangélicos irrumpieran con el ímpetu en la arena política?
Si, como señala Octavio Paz, en los primeros siglos de la colonia los indígenas del continente, rotos los lazos con sus antiguas culturas y muertos sus dioses, encontraron un lugar en el mundo por la fe católica, en las postrimerías del siglo XX la fe evangélica - que les alfabetizó y les permitió reconocerse como hijos e hijas de Dios - les ofreció a muchos indígenas en Ecuador, y en otras regiones del continente, la oportunidad de buscar con otros la solución a sus males ancestrales. Esa oportunidad está abierta y el asumirla, con todos sus riesgos, es el desafío de la hora para los indígenas evangélicos del continente. Y en esta tarea histórica y profética será de mucho auxilio, sin dudas, este ensayo precursor.
U14429