El fin del milenio y el comienzo de otro es tiempo propicio para dar rienda suelta a especulaciones apocalípticas. En momentos así los cristianos somos convocados a discernir "las señales de los tiempos", y a discernirlas con el fin de cumplir más fielmente la misión que hemos recibido de Jesucristo, el Señor de la historia. La lectura de la historia gana perspectiva cuando se la hace a la luz de las Escrituras. Esta tarea, sin embargo, requiere una hermenéutica que no reduzca la profecía a vaticinio ni deje de lado el verdadero propósito de la literatura apocalíptica. Para la ejecución de esta desafiante tarea, este pequeño libro ofrece una excelente ayuda porque pone a disposición del lector las pautas esenciales para una lectura de la verdadera profética apocalíptica muy a tono con la intención de las Escrituras.
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