Largas e intensas conversaciones con médicos, psicólogos, jueves, y con los parientes de los niños desaparecidos me convencieron de que, casi sin excepciones, la restitución de estas criaturas no sólo tiene su fundamentación ética en el reclamo de justicia: es también el más sano de los destinos que la sociedad puede ofrecerles.
Las Abuelas de Plaza de Mayo han ganado un enorme respeto en la comunidad internacional por los esfuerzos audaces e inteligentes que realizaron y realizan para localizar a sus nietos. El libro que aquí comienza es un registro impresionante, un testimonio conmovedor y servirá como fuente de inspiración para todos los que luchan por los derechos de los niños, para los que creen que hay que defender su libertad y su identidad, para los que desean que la verdad y la justicia sean valores dominantes en el mundo contemporáneo.
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