La evolución cultural - dice Freud - es un proceso cuyos rasgos se caracterizan por los cambios que ella impone a las condiciones dispocisionales instintivas del hombre. Y la búsqueda de satisfacción constituye su finalidad económica. Algunos de estos instintos son consumidos de tal suerte que en su lugar aparece algo que en el individuo aislado calificamos de rasgo de carácter.
El individuo no se comprende con su aislamiento sino en la trama de sus relaciones. Las modalidades de relación son innumerables, pero sus términos se reducen a tres esenciales: lo humano, lo divino y lo natural. Están siempre incluidos como unas constantes en la estructura de todo comportamiento. La cultura representa la caracterología de la comunidad, pues cada época determinada ofrece perfiles propios, y el esquema de las tres relaciones sirve para interpretar cada estilo comunitario.
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