Hay quienes aseguran que en lo esencial es la salud interior y que la exterior no importe tanto, despreciando así el cuerpo humano. Otros se limitan a a buscar el bienestar físico, desatendiendo la salud de su mente, de sus recuerdos, de sus apetitos y de sus relaciones con los demás.
Dios creó al ser humano para una íntima comunión con Él, capaz de relacionarse adecuadamente con los demás hombres y en perfecta armonía consigo mismo. En estas tres esferas es donde el hombre está llamado a vivir en plenitud de salud.
Jesús vino a traer vida en abundancia. No buscaba enfermedades sino enfermos, ya que le interesaba la persona completa y no solo una parte o un aspecto de ella.
Esta salud consiste en:
- Restaurar la unidad del ser humano.
- Rehacer la adecuada relación con los demás.
- Vivir en profunda comunión con Dios.
En este tríptico estriba la sanación total: abarca cuerpo, alma y espíritu. Implica tanto el interior como el exterior del hombre.
U14218