Debemos concebir el proceso de desarrollo como un proceso de liberación, una práctica de la justicia, para lograr el crecimiento económico en beneficio de las mayorías más necesitadas.
Para esto lo más importante es la lucha de los pueblos. Los pobres y oprimidos, como protagonistas, deber ser los principales beneficiados.
Desde esta perspectiva el papel de las iglesias consiste en sostener la lucha de los pobres y oprimidos.
El proceso muestra que el deseo sincero de ser iglesias solidarias con los pobres es fundamental. Ser iglesias que tratan de participar en la lucha contra las raíces y causas de la pobreza para que haya justicia y verdadero desarrollo.
U14161