Jesucristo fue el hombre de mayor grandeza de todos los tiempos. No hay figura histórica alguna que pueda compararse con Jesús. Rendimos justo homenaje nuestros grandes estadistas, libertadores, literatos, pensadores y filántropos. Pero me atrevo a afirmar que al más devoto de sus admiradores jamás se le haya ocurrido comparar a su ídolo con Jesucristo. Hacer un parangón semejante sería de lo más injusto. Al contrario, el elogio mayor que podría decirse de cualquiera de éstos u otros cualesquiera sería que en esto y esto y esto otro se parecía a Jesús, o que seguía, en eso o aquello, en las huellas del Divino Maestro.
U14128