La tesis del autor es que Jesucristo fue un revolucionario. Su esfuerzo, respaldado por una amplia erudición bíblica, es definir exactamente qué clase de revolucionario que Jesucristo. Los intentos de la derecha y de la izquierda para apropiarse de la personalidad de Jesús de y colocarlo como insignia en sus respectivos estandartes hacían necesaria la aparición de este estudio. Unos y otros están errados. Desentrañando el significado político de las palabras y las acciones del fundador del cristianismo, Andrés Kirk, profesor del Nuevo Testamento, hasta 1973, en el Instituto Superior de Educación Teológica, pone relieve los alcances revolucionarios de su vida, clave de una nueva manera de vivir y entender las relaciones entre los hombres, en sus diversos niveles, desde la familia hasta la comunidad más amplia de la nación y el Estado. En sus dimensiones proféticas, que aquí se nos descubren, encontraremos la vigencia contemporánea del Evangelio, aun en un campo, como el de la política, que la prescindencia interesada de muchos dirigentes cristinas quiso convertir en esfera ajena a la militancia del creyente.
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