Nuestra economía es de base agropecuaria, nutre la demanda interna y provee gran parte de las divisas ganas por el sector externo. Argentina es tradicionalmente un gran exportador de productos primarios desde siempre. Un pulóver vale más caro que la lana que se utiliza para producir ese pulóver, porque tiene valor agregado y exportar con valor agregado nuestros productos agropecuarios mejoraría la performance de nuestra balanza de pagos y en consecuencia, dispondríamos de alternativas para contrarrestar la volatilidad del mercado global. Los objetivos de la política económica del sector primarios, siempre fueron el incremento de la producción agropecuaria en condiciones competitivas, cuyo fin debe ser mejorar la calidad de vida de nuestra población. Los instrumentos de la política agropecuaria han sido preferentemente leyes y otras medidas de fomento, y muchas de estas últimas de difícil aplicación. La política de exportaciones siempre dependió del éxito o fracaso de las cosechas, del ciclo ganadero, de los factores climáticos favorables y de la demanda externa. El ciclo económico argentino evolucionó frecuentemente con la expansión de las actividades agrícolas ganaderas.
Se necesitaría un cambio normativo que regule el acceso y uso de los recursos naturales, cambios en materia de retenciones agrícolas, regulación en materia de transgénicos, mercado libro y único de cambios, modificaciones en materia de contratos agropecuarios, cambios en leyes sanitarias, leyes de presupuestos mínimos de protección ambiental para los acuíferos subterráneos, el aire y el suelo en relación a los agroquímicos, la prohibición de uso de sustancias tóxicas, entre otras. Se debe promover la explotación racional de los recursos naturales, respetando al ambiente y creando condiciones para el progreso del sector y de las comunidades ubicadas en el área de influencia, dentro del concepto del Derecho del Desarrollo Sustentable, es decir satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las generaciones futuras.
U14052