Se trata de una obra eclesiástica. Eso no ha inhibido al autor para incursionar en los aspectos socio-culturales. y hasta políticos. Y esto pasa por una razón de identidad histórica. Ser valdense significa históricamente pertenecer a una iglesia, aunque esta pertenencia se encuadre pura y exclusivamente en el ámbito de la tradición. Y pertenecer a la Iglesia Valdense, se puede decir que configura, históricamente, una ética de vida que se expresa más allá del ámbito puramente eclesiástico. No alcanza para explicar ciertos hechos de esta historia, la simple interpretación sociológica o de otra naturaleza, cuando en el fondo de la cuestión ay un hecho que obedece a una confesión de fe y a una actitud ante la vida como consecuencia de la fe.
Esta historia de los valdenses en el Río de la Plata los abarca desde la llegada del primer grupo en 1857 hasta su constitución en Sínodo en 1965. Decidimos poner allí nuestro punto final, no porque creamos que no se puede hacer historia crítica de los tiempos más recientes, sino porque para ello se requiere mucha más base documental y de maduración reflexiva, y el autor mismo, son también protagonistas; y donde las consecuencias de los hechos producidos sólo existen en el futuro, lo que no permite una valoración histórica objetiva.
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