En este año tan especial para la Iglesia Metodista uruguaya, la Comisión encargada de programar las celebraciones del Centenario desea llegar hasta cada uno de los miembros de la Iglesia para hacerlos partícipes del espíritu con que encaramos la organización de dichas actividades.
Entendemos como cosa fundamental que este año del Centenario debe ser un año de avivamiento y renovada consagración. Creemos que ninguna celebración más o menos formal o convencional tendrá valor si no va acompañada de un renacimiento espiritual. Estamos seguros de que Thomson y Wood, Milne, Correa y los Güelfi, así como tantos otros esforzados obreros de la causa en nuestro país, hubieran querido ver una Iglesia del Centenario creciente, pujante, inflamada por el fuego del Espíritu, continuamente "ganando almas para Cristo".
En consecuencia, si hemos de celebrar dignamente este aniversario, 1968 tendrá que ser un año de vigorosa vida espiritual, de ardiente pasión evangelística, de mayor consagración en la Iglesía.
En este ánimo, y como motivo de inspiración al iniciar el año, deseamos hacer conocer a todos el texto del mensaje que en nombre de nuestra Comisión presentó la señorita Violeta Caballero en el Culto de clausura de la Conferencia Anual, que ala vez marcó la iniciación de las celebraciones del Centenario.
U13666