Todo se tambalea hoy en la esfera religiosa; hasta el mismo Dios. Apenas queda en pie otra cosa que el evangelio. De ahí su actualidad y su necesidad. Si algo se puede salvar, si es posible rectificar, ha de ser la luz del evangelio. hay que dar con la inspiración original del evangelio.
El P. Audet, en estas páginas, intenta sorprender el pensamiento mismo de Cristo, su versión primera. Es sorprendente la habilidad del autor para deducir el conglomerado evangélico el hilo del proyecto original del de Jesús, que ha de ser la fuente inspiradora del proyecto pastoral de la Iglesia misma. La comunidad cristiana ha de ser luz del mundo y fermento de Cristo. Solo podrá conseguirlo siendo encarnación de Cristo. La autenticidad es el sello de la verdad, y la verdad es lo que salva. De ahí la importancia de este breve estudio. Más que de un tema, se trata de una inspiración, de un espíritu; porque sólo el Espíritu es capaz de vivificar las personas y las estructuras.
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