"Teología de la Liberación", "opción por los pobres"... son expresiones acuñadas en el discurso religioso-cristiano. Pero más que eso, son "piedras de escándalo" con las que es necesario tropezar para caída o levantamiento de muchos y, sobre todo, de la Iglesia de las Iglesias...
Por ellas pasa hoy la credibilidad de las religiones y la coherencia de los creyentes. Más aún, en América Latina, después en África y Asia, y en algún momento, en la vieja Europa y el "Occidente cristiano" la respuesta a los pobres, a los empobrecidos, será el "referencial" que defina los cambios hacia adelante y los estancamientos históricos.
Ya son muchos los analistas que señalan a la alta tecnología como motor de futuro que vendrá y, en el otro extremo, creen que lo que venga llegará con o sin sentido en la medida en que se resuelva el problema más grande y grave de la humanidad: los pobres de esta tierra.
Si los "mundos de sentido" quieren acompañar al hombre en su carrera descubriendo su finalidad, habrán de alinearse partisanamente con la masa de los pobres y sus movimientos. El reto está ahí: quien tenga oídos para oír, que oiga...
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