El nuestro estudio del concepto del hombre y del pecado en el Nuevo Testamento, hemos visto cómo se proyectaron en el pensamiento de los primeros escritores cristianos los principales conceptos hebraicos - el sentido de la dependencia de Dios, el valor del hombre ante Dios, la gravedad del pecado como rebelión contra el Padre, y la redención en comunión con Él. Hemos visto en San Pablo la lucha entre el bien y el mal y la conquista del pecado por la gracia divina. Pero, como bien se ha dicho, el Nuevo Testamento no es un libro de especulación, sino de experiencia y afirmación. La afirmación cristiana del valor del hombre debe ser basada en una filosofía de la personalidad. La afirmación de la libertad, implícita en los Evangelios Sinópticos y en las cartas de San Pablo, debe ser relacionada con la soberanía divina. Se debe mostrar cómo puede el mal tener lugar en el teísmo cristiano. Se debe formular más exactamente la psicología cristiana, la teoría del origen del alma, y su destino inmortal. Hay que elaborar las consecuencias teológicas de la redención en Cristo. Todo este trabajo quedó para la Iglesia naciente y sus dirigentes intelectuales.
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