Los asesinos de la gracia están por doquier. Los encontramos en el lugar donde trabajos, en nuestro vecindario y a veces inclusive en nuestro hogar. Y lo que es bien triste, aún se encuentran en nuestras iglesias. Estamos rodeados de personas que critican, condenan y derrumban cualquier esperanza de una vida llena de gozo. En las palabras del autor: "Muchas de las personas que deberían estar predicando el evangelio de la gracia se han convertido en implacables jueces que acusan a todo aquel que no se ajusta a su manera de pensar."
Hay una alternativa a la larga lista de "No haga esto" y "No haga aquello", y a andar por la vida con el rostro serio. Y esa alternativa es la libertad que experimentará cuando viva en la maravillosa gracia que el Hijo de Dios quiere derramar abundantemente en la vida.
U13900