El teólogo de oficio ya no es un maestro, es un intérprete de las percepciones de nuestro pueblo. No. No es un líder, sino un servidor. Es un pastor, pero un nuevo pastor. Julio de Santa Ana, mediante sus conferencias, nos invita a reflexionar seriamente sobre el que-hacer (pastoral) de la iglesia en la actual situación histórica latinoamericana, donde el don de la vida de las mayorías de nuestros pueblos, se debate en medio de las fuerzas diabólicas que siembran la desesperanza y la muerte. Nos desafía a una renovación pastoral basada en el compromiso con nuestro Señor Jesucristo y en solidaridad con el gemido de nuestros pueblos.
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