Estas páginas son el modesto fruto de muchos años de cavilaciones, lecturas y reflexiones. Tuvieron su origen en clases de teología sistemática. En su forma presente, fueron preparadas para sucesivas series de conferencias a ministros y laicos. Cuando fui comprendiendo la importancia del tema nació en mi la esperanza de ofrecer alguna nueva contribución a su comprensión más adecuada., y formé la idea de convertir esta investigación de la importancia del Espíritu Santo en relación con las otras convicciones principales de la fe cristiana en el foco central de atención de un estudio a desarrollarse, verano tras verano, durante un considerable número de años, para terminar tal vez en una voluminosa exposición, no del todo desprovista de valor, de tema tan grande y, a mi parecer, descuidado. Todavía acaricio esa posibilidad como una esperanza. Sin embargo, hay pocas perspectivas de un cercano cumplimiento de esa intención.
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