Los principios del pensamiento y de acción que han nacido con nosotros, la atmósfera de libertad intelectual, moral y espiritual que se inspiro en nosotros en hacernos almas vivientes, constituyen una preciosa herencia, por la cual somos deudores a los que nos han precedido: Esta herencia la poseemos porque nuestros padres protestantes tuvieron mil sangrientos encuentros en campos de batalla, unas veces, y otras lucharon laboriosamente en el campo de la controversia. No nos damos cuenta de la enorme diferencia que habría para nuestras vidas si hubiéramos nacido en pueblos donde se niega el derecho de pensar libremente en asuntos religiosos y eclesiásticos, - y cuando no se lo niega, se lo obstaculiza decidida y constantemente. No siempre apreciamos la diferencia entre un país donde se promueve el libre desarrollo de la mente, en su búsqueda de la verdad, y otros países donde se busca la asimilación mental de determinadas doctrinas religiosas y eclesiásticas, más bien que el cultivo de la mente y del corazón.
U13761