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Inicio: 23 de abril
La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. Según datos de la OMS, el número de lactantes y niños pequeños (de 0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad aumentó de 32 millones en 1990 a 42 millones en 2013. Si se mantienen las tendencias actuales, el número aumentará a 70 millones para 2025. La obesidad del niño tiende a perpetuarse en la adolescencia y la del adolescente en la vida adulta y conlleva un gran número de complicaciones. La evidencia científica no ha demostrado que una determinada prescripción dietética en particular sea exitosa. Algunos indicadores asociados al fracaso del tratamiento son poco estímulo familiar, ambiente obesogénico y entorno que boicotea el tratamiento. Por el contrario, los indicadores asociados al éxito son el acompañamiento familiar, educación alimentaria hacia la familia y el niño, alimentación variada/no restrictiva, modificación del estilo de vida. En este contexto, ante la preocupación que el niño no tenga garantizado el derecho a un correcto crecimiento y desarrollo físico, psíquico y emocional complicando directamente su calidad de vida, surge la necesidad de formar profesionales que cuenten con las competencias, habilidades y herramientas necesarias para actuar como garantes de este derecho. Los programas de prevención y tratamiento de la obesidad infantil deben tener como objetivo principal que el niño o la niña junto a su familia puedan asumir la responsabilidad de cuidarse a sí mismo, adoptando hábitos de vida saludable que perduren y contribuyan a mantener un adecuado estado nutricional, de salud y bienestar. Los pilares del tratamiento deben ser modificación de la conducta alimentaria, estimular un estilo de vida activa y la actividad física programada, apoyo emocional, incluir el ambiente familiar. Deben centrar su atención en la salud general del niño. Brindar un gran enfoque a las áreas social, físico, lúdico y emocional. La intervención debe tener la finalidad de superar los enfoques estrictamente estructurados del sobrepeso y la obesidad infantil que se centran en la disminución de la masa corporal, tomando como punto las emociones del niño. Promover una alimentación no restrictiva (normocalórica), hedónica, equilibrada y variada. La principal estrategia del tratamiento debe ser la educación alimentaria nutricional (EAN) no impartida de forma verticalista, sino combinando diferentes técnicas y herramientas para mejorar su efectividad como coaching, mindfulness, terapia de aceptación y compromiso, terapia cognitiva conductual, entrevista motivacional. Además, el juego debe estar como eje central en los encuentros. La actividad lúdica incrementa la motivación y propicia lo significativo de aquello que se aprende, es inherente al ser humano en todas las etapas de su vida y ayuda a la adquisición de conocimientos. La prevención y el tratamiento de la obesidad infanto juvenil requieren de estrategias innovadoras centradas en EAN con un enfoque lúdico, poniendo énfasis en las emociones del niño. Por este motivo el objetivo del presente curso es brindar herramientas innovadoras, eficaces y basadas en la evidencia científica para la prevención y el tratamiento de la obesidad infantil.
Días y horario de cursada
Carga horaria y duración
- 80 horas.
- 8 meses
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